El proyecto es el primer museo de chocolate en México, con una fachada 300 metros de largo como una nueva imagen de la fabrica de chocolates. La primera fase requirió de 634 m² de espacio que podría acomodar la entrada principal para que los visitantes comiencen su viaje dentro de la fabrica de chocolate. El espacio también incluye el área de recepción, el teatro para que los visitantes experimenten detalles del proceso de la fabricación de chocolate. El proyecto es una experiencia arquitectónica, ofreciendo cantidades sensoriales de toques arquitectónicos. Las formas y el espacio que este contiene fueron llevados al limite.