La casa se localiza en San Pedro Garza García, en una zona semiboscosa recientemente urbanizada, compuesta por lotes de 10,000 m² y con un estricto reglamento de construcción que hace hincapié en la protección ecológica. Inspirado en el entorno, lleno de rocas y con una interesante topografía, el proyecto se desarrolla a partir de una serie de cajas que fluyen entre el relieve y la vegetación del terreno. El disperso esquema se teje en una serie de texturas y patios aislados, que juegan con la luz y la sombra, protegiendo la casa del clima extremoso del lugar. Cada una de las necesidades del programa se organiza en uno de los volúmenes; cada volumen mantiene su independencia formal de los demás al ser de mármol travertino, paneles de madera, acero corten, u-glass o concreto aparente. La composición se regula por un patrón ortogonal que se definió para no tirar árboles en el cual los volúmenes se conectan entre sí mediante pasillos de vidrio que crean un recorrido por el terreno.